La Universidad de Mareantes formó, junto a la Casa de la Contratación y al Consulado de Mercaderes de Sevilla, una tríada de instituciones emblemáticas ligadas a la Carrera de Indias.
La importancia de la ciudad de Sevilla dentro de la red de rutas marítimo-comerciales europeas y americanas conecta con la importancia del gremialismo local mareante. Las cofradías de gentes de mar fueron numerosas en la España del Antiguo Régimen. La Cofradía o Hermandad de Nuestra Señora del Buen Aire, también denominada Santa María del Buen Aire, debió crearse en las primeras décadas del siglo XVI, siendo sus ordenanzas aprobadas por el Arzobispado de Sevilla el 13 de marzo de 1561. Su propósito residió en acoger a los dueños de naos, a los pilotos y a los maestres examinados de la Carrera de Indias. Bajo la advocación de la Virgen del Buen Aire y la protección de los santos San Pedro y San Andrés, la cofradía buscó, según el preámbulo de sus ordenanzas, el celo de servir a Dios, el bien de los marineros y de otras personas que navegaban en la Carrera de Indias “por mejor remediar algunas necesidades que se ofrecen en los susodichos, sus mujeres, hijos e criados…”. Se trataba, pues, de proporcionar una asistencia protectora y piadosa a sus miembros, objetivos que se materializó en manifestaciones religiosas, en una atención médica a los hermanos y en la asistencia pecuniaria a los más necesitados del grupo.
Paralelamente a la Cofradía o Hermandad de Nuestra Señora del Buen Aire, sus miembros tomaron la decisión de crear otra entidad con personalidad jurídica distinta, a la que denominaron Universidad de Mareantes, también llamada, aunque más raramente, Universidad de la Mar. Esta segunda institución, prolongación natural de la primera, se creó con distintos fines, más ambiciosos y ligados esta vez a ámbitos relacionados con el poder, concretamente con la conservación y aumento de los privilegios otorgados a los mareantes, y con los negocios de la navegación de la Carrera de Indias. Así pues, la Universidad de Mareantes se volcó hacia una proyección exterior, estableciendo una relación permanente especialmente con la Corona, con la Casa de la Contratación y con el Consulado de Cargadores. Su presencia en el engranaje del sistema monopolístico comercial desarrollado con las Indias se hizo notar en determinadas actuaciones relacionadas con la elección del buque de las flotas, en el apresto y organización de las mismas, o en las materias concernientes al pilotaje de los navíos y a los profesionales que lo ejercían, sin olvidar la activa defensa por parte de la corporación de los intereses de sus miembros.
Si bien las ordenanzas atinentes a la Universidad de Mareantes fueron formuladas el 28 de diciembre de 1562, no fue hasta el 22 de marzo de 1569 cuando éstas, junto a la normativa reguladora de la cofradía, fueron aprobadas de forma conjunta por Felipe II mediante real cédula, después de haber sido convenientemente corregidas por los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla.
Ambas, Cofradía y Universidad, caminaron juntas a lo largo de las décadas, si bien con el paso del tiempo la primera fue menguando en sus actuaciones mientras la segunda cobró notable importancia en el teatro de la navegación y del comercio sevillano de los siglos XVI y XVII. Por esta razón, ambas instituciones se englobaron bajo la única denominación de Universidad de Mareantes, aunque, como ya hemos precisado, cada una de ellas poseía una personalidad jurídica distinta y que en 1630 ambas quedaron prácticamente fusionadas. El factor de la unicidad denominativa pone de manifiesto la existencia de intereses a la vez paralelos y convergentes, que siempre revertían en los mismos sujetos activos: los dueños de naos, los capitanes, los maestres y los pilotos de la Carrera de Indias.
En los últimos años del reinado de Carlos II la Universidad de Mareantes se hizo con un ambicioso proyecto largamente barajado por la Corona, de creación de un Seminario de niños pobres y huérfanos para su instrucción en el arte de la marinería, el pilotaje o la artillería, con la finalidad última de abastecer las armadas y flotas de la Carrera. El nacimiento del Colegio de San Telmo de Sevilla en 1681 obedeció a la crónica escasez de gente de mar, y más singularmente, de pilotos que se venía arrastrando desde el siglo XVI. La Universidad de Mareantes fue nombrada administradora de la escuela de náutica sevillana, cargo en el que se mantuvo más de una centuria, hasta 1786, año en el que el Colegio experimentó una profunda reforma de corte ilustrada, con cambios, entre otros, que afectaron a su cúpula de gobierno. La Universidad fue separada de la administración del establecimiento de náutica, y también la Casa de la Contratación desaparecía para siempre del teatro de la navegación y del comercio colonial pocos años después. En 1793 desapareció definitivamente la Universidad de Mareantes.
El papel más destacado de la Universidad de Mareantes se correspondió con las actuaciones protagonizadas por esta corporación en el ámbito de la Carrera de Indias durante el siglo XVI y parte del XVII. Los mareantes sevillanos se asociaron con la intención de defender objetivos directamente relacionados con la navegación. La adopción de medidas para asegurar las condiciones de las travesías marítimas, la intervención en el apresto y organización de las flotas y galeones, la participación en la regulación de la actuación de los pilotos y maestres de la Carrera, la organización y control ejercido por la Universidad sobre determinados gremios de la mar (calafates y fabricantes de jarcia), el fomento de la construcción naval nacional o la defensa de una jurisdicción privativa, fueron buenos ejemplos de su actuación.
La persecución de todos estos objetivos salvaguardó los intereses de los mareantes, pero también los de otros individuos o grupos profesionales de la Carrera de Indias (como los comerciantes, las tripulaciones de los navíos o sus pasajeros). La actividad de la Universidad también redundó en beneficio de los propios organismos de la Carrera de Indias (como la Casa de la Contratación o el Consejo de Indias) y, por ende, de la Corona. Por ello, las distintas iniciativas emprendidas por la Universidad de Mareantes y sus logros finales merecen un lugar de honor en la historia de la navegación de la Carrera de Indias.
Al suprimirse el Real Colegio Seminario de San Telmo en 1847, se hace entrega de su archivo a la Universidad de Sevilla. Entre los documentos ingresados en la Universidad estaban los de la Universidad de Mareantes, que había sido administradora del Colegio de San Telmo desde 1681 hasta 1786.
La Casa de las Columnas en Triana, en el nº 79 de la calle Pureza, es donde se situaba inicialmente la Universidad y Cofradía aunque era un solar mucho mayor ya que tenía una fachada a la calle Larga (actual Pureza) y otra a la calle Orilla del Río (actual Betis). Al trasladarse la Universidad al edificio de San Telmo en 1704 el edificio fue cedido a clérigos menores, que la abandonaron en 1710, siendo entonces ocupadas por los franciscanos de San Juan de Aznalfarache con los que la Universidad de Mareantes tuvo un pleito. El edificio lo recuperaron los mareantes en 1767 y se vendió tras la pertinente autorización real y desacralización de la iglesia. El inmueble había sido abandonado casi un siglo y estaba en un estado ruinoso en el momento de su venta y por tanto el nuevo propietario demolió sus restos para construir una bella casa que se conserva hasta hoy, siendo en la actualidad un Centro Cívico propiedad del Ayuntamiento de Sevilla.
FUENTE: UNIVERSIDAD DE SEVILLA
Paralelamente a la Cofradía o Hermandad de Nuestra Señora del Buen Aire, sus miembros tomaron la decisión de crear otra entidad con personalidad jurídica distinta, a la que denominaron Universidad de Mareantes, también llamada, aunque más raramente, Universidad de la Mar. Esta segunda institución, prolongación natural de la primera, se creó con distintos fines, más ambiciosos y ligados esta vez a ámbitos relacionados con el poder, concretamente con la conservación y aumento de los privilegios otorgados a los mareantes, y con los negocios de la navegación de la Carrera de Indias. Así pues, la Universidad de Mareantes se volcó hacia una proyección exterior, estableciendo una relación permanente especialmente con la Corona, con la Casa de la Contratación y con el Consulado de Cargadores. Su presencia en el engranaje del sistema monopolístico comercial desarrollado con las Indias se hizo notar en determinadas actuaciones relacionadas con la elección del buque de las flotas, en el apresto y organización de las mismas, o en las materias concernientes al pilotaje de los navíos y a los profesionales que lo ejercían, sin olvidar la activa defensa por parte de la corporación de los intereses de sus miembros.
Si bien las ordenanzas atinentes a la Universidad de Mareantes fueron formuladas el 28 de diciembre de 1562, no fue hasta el 22 de marzo de 1569 cuando éstas, junto a la normativa reguladora de la cofradía, fueron aprobadas de forma conjunta por Felipe II mediante real cédula, después de haber sido convenientemente corregidas por los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla.
Ambas, Cofradía y Universidad, caminaron juntas a lo largo de las décadas, si bien con el paso del tiempo la primera fue menguando en sus actuaciones mientras la segunda cobró notable importancia en el teatro de la navegación y del comercio sevillano de los siglos XVI y XVII. Por esta razón, ambas instituciones se englobaron bajo la única denominación de Universidad de Mareantes, aunque, como ya hemos precisado, cada una de ellas poseía una personalidad jurídica distinta y que en 1630 ambas quedaron prácticamente fusionadas. El factor de la unicidad denominativa pone de manifiesto la existencia de intereses a la vez paralelos y convergentes, que siempre revertían en los mismos sujetos activos: los dueños de naos, los capitanes, los maestres y los pilotos de la Carrera de Indias.
En los últimos años del reinado de Carlos II la Universidad de Mareantes se hizo con un ambicioso proyecto largamente barajado por la Corona, de creación de un Seminario de niños pobres y huérfanos para su instrucción en el arte de la marinería, el pilotaje o la artillería, con la finalidad última de abastecer las armadas y flotas de la Carrera. El nacimiento del Colegio de San Telmo de Sevilla en 1681 obedeció a la crónica escasez de gente de mar, y más singularmente, de pilotos que se venía arrastrando desde el siglo XVI. La Universidad de Mareantes fue nombrada administradora de la escuela de náutica sevillana, cargo en el que se mantuvo más de una centuria, hasta 1786, año en el que el Colegio experimentó una profunda reforma de corte ilustrada, con cambios, entre otros, que afectaron a su cúpula de gobierno. La Universidad fue separada de la administración del establecimiento de náutica, y también la Casa de la Contratación desaparecía para siempre del teatro de la navegación y del comercio colonial pocos años después. En 1793 desapareció definitivamente la Universidad de Mareantes.
El papel más destacado de la Universidad de Mareantes se correspondió con las actuaciones protagonizadas por esta corporación en el ámbito de la Carrera de Indias durante el siglo XVI y parte del XVII. Los mareantes sevillanos se asociaron con la intención de defender objetivos directamente relacionados con la navegación. La adopción de medidas para asegurar las condiciones de las travesías marítimas, la intervención en el apresto y organización de las flotas y galeones, la participación en la regulación de la actuación de los pilotos y maestres de la Carrera, la organización y control ejercido por la Universidad sobre determinados gremios de la mar (calafates y fabricantes de jarcia), el fomento de la construcción naval nacional o la defensa de una jurisdicción privativa, fueron buenos ejemplos de su actuación.
La persecución de todos estos objetivos salvaguardó los intereses de los mareantes, pero también los de otros individuos o grupos profesionales de la Carrera de Indias (como los comerciantes, las tripulaciones de los navíos o sus pasajeros). La actividad de la Universidad también redundó en beneficio de los propios organismos de la Carrera de Indias (como la Casa de la Contratación o el Consejo de Indias) y, por ende, de la Corona. Por ello, las distintas iniciativas emprendidas por la Universidad de Mareantes y sus logros finales merecen un lugar de honor en la historia de la navegación de la Carrera de Indias.
Al suprimirse el Real Colegio Seminario de San Telmo en 1847, se hace entrega de su archivo a la Universidad de Sevilla. Entre los documentos ingresados en la Universidad estaban los de la Universidad de Mareantes, que había sido administradora del Colegio de San Telmo desde 1681 hasta 1786.
La Casa de las Columnas en Triana, en el nº 79 de la calle Pureza, es donde se situaba inicialmente la Universidad y Cofradía aunque era un solar mucho mayor ya que tenía una fachada a la calle Larga (actual Pureza) y otra a la calle Orilla del Río (actual Betis). Al trasladarse la Universidad al edificio de San Telmo en 1704 el edificio fue cedido a clérigos menores, que la abandonaron en 1710, siendo entonces ocupadas por los franciscanos de San Juan de Aznalfarache con los que la Universidad de Mareantes tuvo un pleito. El edificio lo recuperaron los mareantes en 1767 y se vendió tras la pertinente autorización real y desacralización de la iglesia. El inmueble había sido abandonado casi un siglo y estaba en un estado ruinoso en el momento de su venta y por tanto el nuevo propietario demolió sus restos para construir una bella casa que se conserva hasta hoy, siendo en la actualidad un Centro Cívico propiedad del Ayuntamiento de Sevilla.
FUENTE: UNIVERSIDAD DE SEVILLA
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