Fray Bartolomé de las Casas nació en Sevilla en 1484 y murió en Madrid en 1566. Fue un fraile dominico, español, cronista, teólogo, obispo de Chiapas (México) y gran defensor de los indios.
En 1502 llegó con su padre a La Española, donde obtuvo una encomienda. En la primavera de 1512 se unió a la conquista de Cuba como capellán de los conquistadores, y en 1514 recibió una encomienda donde se utilizaban indios para la minería, y que abandonó enseguida.
A mediados de este año, Las Casas renunció a los indios de sus repartimientos por razones de conciencia. Estaba convencido de que debía "procurar el remedio de estas gentes divinamente ordenado", para lo cual viajó a España y se entrevistó con Fernando el Católico y con Adriano de Utrecht, con escasos resultados.
Volvió a América en 1517 y en 1520, intentando poner en marcha, siempre en contra de la esclavitud de los indios, dos proyectos de colonización que no llegaron a buen término. Desengañado, a partir de 1521 se dedicó al estudio y comenzó a escribir su 'Historia de las Indias'.
Regresó a España en 1540 donde, residiendo en Valladolid, estuvo en contacto con el rey Carlos I (Emperador Carlos V de Alemania), al que había conocido veinte años antes. Éste, prestando oídos a las demandas de Las Casas y a las nuevas ideas del Derecho de Gentes difundidas por Francisco de Vitoria, convocó a las que se conocen como Juntas de Valladolid o Comisión de Valladolid.
Como consecuencia de lo que se discutió, se promulgaron el 20 de noviembre de 1542 las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debieran participar siempre dos religiosos, que vigilarían que los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que propiciara su conversión. Ésto no resolvió el problema, pero al menos fue un primer intento. A finales de ese mismo año terminó de redactar en Valencia su obra más conocida, 'Brevísima relación de la destrucción de las Indias', dirigida al príncipe Felipe (futuro Felipe II), entonces encargado de los asuntos de Indias.
Se le ofreció el arzobispado de Cuzco, importantísimo en aquel momento, pero Las Casas no aceptó, aunque sí accedió al obispado de Chiapas. Residió allí durante dos años para regresar definitivamente a España en 1547.
Renunció a su obispado y continuó con su labor propagandística a favor de los indios hasta su muerte, lo que le valió ser conocido como el Apóstol de los Indios.
Durante su obispado en Chiapas residió en la Ciudad Real de Chiapas, hoy llamada San Cristóbal de Las Casas en su honor.
En el año 2000 la Iglesia Católica inició los trámites para su posible beatificación y canonización.
Junto con Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas es considerado uno de los fundadores del derecho internacional moderno y un gran protector de los indios y precursor de los derechos humanos junto al jesuita portugués Antonio Vieira.
Unos años más tardes que Bartolomé de Las Casas, el sevillano jesuita Alonso de Sandoval defendió a los esclavos negros en las Indias. Ambos fueron personajes molestos, Las Casas para el Estado y Sandoval para su propia orden.