El pasado fin de semana se celebró las elecciones autonómicas andaluzas en las que ganaron los populares, victoria que presumiblemente no servirá para nada ya que los socialistas llegarán posiblemente a un acuerdo de coalición con IU. De todas maneras, los sevillanos cofrades ya tenemos los corazones a mil por hora esperando que llegue el momento tan esperado de la Semana Santa y que el Cristo de la Buena Muerte cruce la puerta ojival de San Julián.
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sábado, 31 de marzo de 2012
domingo, 25 de marzo de 2012
Biblioteca Colombina: (1ª parte) Biblioteca "Fernandina o Hernandina"
Hernando Colón, nacido de los amores de Cristóbal Colón con la cordobesa Beatriz Enríquez de Arana en 1488 no será reconocido hasta el año siguiente del descubrimiento mediante su presentación en la Corte y nombrado paje del infante don Juan. Su estancia en la corte de los Reyes Católicos y el influjo del preceptor Pedro Mártir de Anglería le llevan probablemente a inclinarse de manera casi exclusiva al mundo del libro y la cultura.
Acompañó a su padre en el cuarto viaje a América siendo testigo presencial de las peripecias de esta expedición, y a partir de este momento se reafirma en él la afición a la navegación y a la cosmografía, tema bastante habitual en sus círculos familiares.
La vida de don Hernando es múltiple. Guardador de las tradiciones a que su familia debe tanta celebridad, viajero y sabio, cosmógrafo, bibliófilo y bibliógrafo de primer orden, escritor y poeta, apasionado de las artes tanto como de las letras, en correspondencia continua con los más célebres literatos de su tiempo, consagrado enteramente al bien de la humanidad.
Viajó muchísimo por el extranjero: según su opinión como mejor conocedor del mundo del libro de su tiempo, cuando evoca sus vivencias en el testamento (1539) escribe que para adquirir libros, especialmente del mercado internacional, tuvo que salirse fuera de la Península Ibérica, porque "de proveerse syenpre (i.e. sólo) de libros en Sevilla o en Salamanca, avrá ynfinitos libros de que nunca terná noticia, ni se pornán en la librería, porque nunca se traen a estas partes (i.e. a España)". Por ello recorrió los grandes centros de la imprenta y del libro europeos: Amberes, Lyon, Nuremberg, Roma, París y Venecia, ciudades que destaca expresamente. En líneas generales, las circunstancias que el humanista y bibliófilo sevillano recuerda son también las que caracterizan la situación de este siglo.
Pasará largas estancias en Roma entre 1512 y 1516 para ayudar a su hermano Diego en uno de sus muchos pleitos; viaja a Alemania, Países Bajos (1520-1522) para la coronación del Emperador formando parte de la comitiva de Carlos V, aunque pronto se separa de ella y marcha a Italia; siempre a la búsqueda de nuevas adquisiciones para su biblioteca. Posteriormente viajará de nuevo a Centroeuropa entre 1529-1531 y a Francia en 1535-1536.
Un rasgo importante de su personalidad es su influencia italianista y como consecuencia su genovesismo que llevará siempre como bandera durante toda su vida: en Sevilla se rodeó de un círculo de amistades formado principalmente por banqueros y comerciantes italianos, hablando este idioma con gran perfección.
La faceta más conocida de este gran personaje es la de amante y atesorador de libros, sin embargo hay que señalar que estamos ante una persona polifacética en todos los aspectos, capaz, en la línea de los humanistas italianos, de trabajar con brillantez en varios campos. Debe destacarse su actividad como cosmógrafo: propuso a Fernando el Católico en 1511 llevar a cabo un viaje de exploración para hallar un paso marítimo en tierra de las Indias; dejó una inacabada Geografía de España; Carlos I lo nombró como uno de los representantes técnicos de España en las Juntas de Elvas-Badajoz para dilucidar junto a los portugueses la disputa existente entre las dos Coronas por la posesión de las Molucas.
Como escritor habría que mencionar su famosísima Historia del Almirante don Cristóbal Colón, obra fundamental, aunque controvertida, para el estudio del descubrimiento de América y viajes colombinos. Sin embargo habría que sopesar un poco los argumentos de dicha Historia, pues llegado el caso, si no manipula, sí que emplea únicamente la información que le convenía a sus propósitos.
No todo en su vida fue florecimiento, pues aunque él fue reconocido como hijo del Almirante, el peso de la bastardía siempre le acompañó. El amor que le profesaba su padre no continuó en su hermanastro Diego y menos en la mujer de éste doña María de Toledo, los cuales le hicieron renunciar a la herencia paterna. Su fortuna se basó en los ingresos procedentes de la generosidad de la monarquía, en especial de Carlos V. Otro aspecto a tener en cuenta es el carácter riguroso, testarudo y tal vez antipático de don Hernando que se plasma en las cláusulas del Testamento entendiéndose que no debía ser fácil la convivencia con este personaje.
Tres obsesiones que se complementarán mutuamente llenarán la vida futura de este gran humanista: los pleitos relacionados con la herencia de su padre, la cosmografía y la compra de libros adquiridos a ritmo de vértigo.
El ser hijo de Colón le valió a Hernando cierta notoriedad, pues a falta de otros títulos mejores bien podía presumir como descendiente del ilustre descubridor. Esta favorable circunstancia le sirvió al bibliófilo en no pocas ocasiones, para obtener algunos ejemplares de los propios autores. Así ocurrió en 1517, cuando durante una estancia en Alcalá de Henares consiguió que Antonio de Nebrija le regalara una obra suya. Mas tarde, el 7 de octubre de 1520 al mismísimo Erasmo de Rótterdam le tocó agasajarlo en Lovaina con un ejemplar del Antibarbarorum liber, dedicado de puño y letra.
Lo que admira es el exquisito mimo y cuidado que puso en la formación y organización de su biblioteca privada. Fue sin duda alguna una figura excepcional en el mundo del libro y particularmente en las técnicas de trabajo intelectual. No es sólo el hecho de haber reunido unos miles de libros, sino el sistema que inventó para la rápida y segura consulta de ellos. Hoy en día podemos afirmar que Hernando Colón dotó a su biblioteca de una organización muy semejante a la generalizada en la actualidad, donde no falta un fichero topográfico, otro alfabético y otro de materias. Además concibió algo tan consubstancial con la ciencia moderna como son los abstracs y un método próximo a los encabezamientos bibliográficos. Fue un bibliófilo de tal importancia, que en su época, con los medios de comunicación que había, y en el estado de las publicaciones de aquel siglo , logró hacer, a favor de las letras y ciencias, una obra tal, que podrá ser igualada, pero difícilmente superada, teniendo presente que la suya fue una personal, no colectiva.
El siglo XVI, estimulado por la idea de renacer, está cruzado por conceptos innovadores nacidos de una tradición. Recuperar era muy importante. Todas las grandes figuras humanistas perciben que el tiempo que les ha tocado vivir es especial: un tiempo en el que la humanidad, retorna a sus orígenes, una renovación total que le permite recobrar la fuerza, el ímpetu que sólo es posible encontrar en el principio. El hombre del renacimiento es eminentemente activo: intenta, prueba, experimenta, construye, impulsado por una ansiedad de búsqueda que lo lleva a poner en discusión y someter a verificación las certezas consagradas por la tradición secular. Este espíritu de libertad, de apertura, constituye la condición para la revolución copernicana y todos los grandes descubrimientos de la época.
En este ambiente humanista, Hernando Colón se destaca como un grande de este movimiento cultivando los autores latinos en una doble o triple vertiente, pues aparte de reunir en su librería centenares de libros clásicos manuscritos e impresos, catalogó y extractó muchos de ellos y lo hizo siempre en lenguaje latino muy correcto.
D. Hernando tuvo una estrecha amistad con notables pensadores y escritores de su época, muchos de los cuales visitaron su casa-palacio de la Puerta de Goles en Sevilla. Allí trabajaron en su biblioteca, dejando en sus obras testimonios muy elocuentes de la cantidad y calidad de los fondos recogidos por su huésped. Desde Juan Vaseo (estuvo al frente de la biblioteca) hasta Nicolás Clenardo quien al visitar la casa, califica a la biblioteca de completísima, Gonzalo Fernández de Oviedo, Florián de Ocampo, Juan de Mal Lara, Francisco López de Gomara, García Matamoros o Gonzalo Argote de Molina.
Durante las últimas décadas del siglo XV se habían desarrollado en los reinos hispánicos fecundos y poderosos movimientos humanísticos y religiosos, siendo una de sus figuras más representativas Antonio de Nebrija (Gramática). Fue en este nuevo ambiente cuando, el 7 de octubre de 1520, Erasmo recibió en Lovaina la visita de Hernando Colón, a quien obsequió con un ejemplar de su reciente Antibarbarorum liber. El hijo del descubridor había encontrado en Erasmo su ídolo personal.
Los hombres que estuvieron más cerca de Hernando Colón a nivel intelectual, no dejan de transmitirnos la idea de que la grandeza de la Biblioteca Fernandina residía sin duda en dos extremos: el elevado número de obras y los instrumentos de consulta a disposición de los usuarios para la rápida y segura consulta.
El humanismo de don Hernando queda patente en el catálogo de la biblioteca. De modo general, nos da la idea de una colección medieval, con mucha influencia teológica y eclesiástica, [relacionado con el cardenal Cisneros (Biblia Políglota)] incluso con numerosísimos libros de piedad y opúsculos devotos, en la que no faltan los autores y filósofos de la antigüedad greco-romana, los esoteristas y teósofos, a la par que las obras de cultura general, y los tratados de matemáticas, medicina, cosmografía y geografía disponibles en ese entonces, ya que hay que tener muy en cuenta para cualquier valoración, que las obras impresas eran muy escasas en aquella época, y en muchos casos las ediciones de los primeros incunables apenas superaban en número a la de ciertos manuscritos.
La Biblioteca Colombina, “Fernandina o Hernandina”, como en un principio quiso denominarla su creador Hernando Colón, comienza su andadura por el año 1509; unos años mas tarde, 1513, tras visitar Roma, pone en marcha su proyecto de biblioteca; la planifica hacia 1518 y forma el equipo que trabajará en ella en 1522. Esta biblioteca nutrirá sus fondos mediante tres caminos: por inversiones, donaciones y la ayuda del Estado.
Por inversiones: D Hernando Colón fue un empedernido viajero y aprovecha estos viajes, que le hicieron recorrer gran parte de Europa, para comprar libros. Tuvo un interés desmedido por adquirir cuanto se editaba donde quiera que fuese: en España o en los centros libreros más importantes de la época.
Por donaciones: Hernando Colón fue uno de los grandes bibliófilos de su tiempo. Su preocupación por las ciencias, su amistad con los humanistas de entonces, sus viajes, propiciaron la donación continuada de libros.
Con la ayuda del Estado: el emperador Carlos V en respuesta a la petición hecha por Hernando Colón en un Memorial no se hace cargo de la financiación de todo el proyecto de la Biblioteca, pero acude con una notable subvención de doscientos veinticinco mil maravedíes para ayudarle en la sustentación de la librería, considerando la repercusión que este proyecto afectaría a la ciudad de Sevilla en particular y a la nación en general y sobre todo en beneficio de la cultura.
Como se puede ver, cuando se consulta su catálogo, la biblioteca del hijo, que fue educado esmeradamente, refleja las inquietudes de su padre, y ambos la de su época, donde se destaca la extraordinaria figura de Cristóbal Colón, directamente vinculada a la Historia de la Ciencia, y ejemplo vivo del Renacimiento.
A la hora de crear un equipo de trabajo que le ayudara en la confección de los libros de Autores, Ciencias, Epítomes y Materias, don Hernando pensó en convocar una plaza que habría de salir por oposición en Salamanca y adjudicarse al mejor latino que a ella se presentara. Estaba obligado a residir en Sevilla al menos durante tres años y quedaba como responsable principal de la biblioteca su amigo y colaborador Juan Pérez (figura clave en la historia de la Colombina).
Sin embargo dos hombres eran un número insuficiente para llevar adelante la empresa bibliográfica y documentalista concebida por don Hernando. Según distintas informaciones conservadas indican que en ella trabajaron intelectuales asalariados, para llevar a cabo la redacción de los epítomes y la extracción de las materias, exigiendo para ello una buena preparación.
El equipo más famoso que tuvo a su servicio fue el formado por Nicolás Clenardo, Juan Vaseo (probablemente el autor de la redacción de las Materias y la mayor parte de los Epítomes conservados) y Juan Hammonio o Amonio (doctor en leyes oriundo de Francia), a los que contrató en 1530 en Lovaina. Otro de los extranjeros entregado al servicio de la biblioteca fue Desiderio Tabelión, que procedía de Borgoña.
Las versiones sobre la adquisición de libros por parte de Cristóbal Colón son varias. Una primera que indica que el empeño de encontrar la nueva ruta hacia Asia acrecienta su interés y esto le hace instruirse adquiriendo ejemplares de las más reconocidas enciclopedias y tratados geográficos y libros de viajes, y otra segunda que afirma que dichas obras, como la mayor parte de su biblioteca, las adquirió posteriormente, durante su permanencia en España, para reafirmarse en sus teorías descubridoras haciendo acopio de material bibliográfico que le sirviese para refutar a aquellos que argumentaban que no había encontrado las Indias pretendidamente descubiertas por él. Es entonces cuando se dedica a la compra de libros.
Sea como fuere la adquisición de estos libros, Cristóbal Colón dejó al morir una biblioteca respetable para la media de su época. Leyó con gran interés la Geografía de Ptolomeo que sostenía que las costas del oeste europeo y las orientales de Asia estaban bañadas por un mismo mar. También leyó la Historia rerum ubique gestarum (1477) (Historia de todas las cosas y de los hechos que se han hecho en el mundo) de Aeneas Sylvius Piccolomineus (Papa Pío II). Sabía de memoria la Imago Mundi del cardenal francés Pierre d’Ailly en donde se afirmaba que el océano no era tan ancho y podía ser atravesado en pocos días. Algunas de estas obras fueron las que formaron parte del legado bibliográfico que Cristóbal Colón dona a su hijo Hernando y pueden considerarse como la semilla de la futura Biblioteca Colombina que reflejarán las inquietudes de su época, vinculadas a la Historia de la Ciencia.
La idea de construir un palacio digno de la familia Colón en Sevilla y en el que tuviera cobijo la gran biblioteca que tenía ya formada y sirviera de centro de trabajo del equipo que confeccionaba los repertorios fernandinos, debió de gestarse hacia el año 1525. En un momento de sosiego y durante una de sus largas estancias prolongadas en Sevilla, don Hernando decidió edificar en 1526, junto a la Puerta de Goles, a orillas del Guadalquivir, una vivienda “al estilo de las villas suburbanas recreadas en Italia por los humanistas y arquitectos del renacimiento florentino”. Esta decisión pudo deberse fundamentalmente, según don Antonio Muro Orejón, a la atracción que sentía Hernando Colón por Sevilla, su clima y sus costumbres, como su rango de metrópoli de las Indias. Todo esto unido a los lazos de afecto con los Cartujos de Santa María de las Cuevas, y el amor a la población donde estaban depositadas las cenizas de su padre.
La casa estaba situada en unos terrenos que comprendían desde la orilla del río hasta la muralla de la ciudad, en la parte de la llamada Puerta de Goles, y que más tarde se denominaría Puerta Real por ser por donde entró en la ciudad Felipe II en 1570.
Junto a la casa, plantó un huerto frondosísimo con toda una variedad de árboles de adorno y frutales que hizo traer de todas partes para que se convirtiese en lugar reservado para él y sus amigos, y en la distribución de las habitaciones, la mayor parte ocupadas por los libros de la Biblioteca, se puede observar la distribución física de las obras atendiendo a las Materias.
Además de la sede de su espléndida biblioteca, la casa de Goles se convirtió en el segundo centro de estudios cosmográficos de España, desarrollando actividades paralelas a las que tenía como propias la Casa de la Contratación de Sevilla. Estas actividades científicas en torno a la Cosmografía y arte de navegar, con lecciones públicas para los interesados, son sin duda el fundamento de la idea, compartida por los historiadores sevillanos de que Hernando Colón estableció en su casa una Academia de Matemáticas para instruir a los jóvenes estudiosos.
Al mismo tiempo que compraba libros en sus viajes por Europa (Alemania, Flandes, Italia, Francia), adquiría estampas y grabados, llegando su colección a ser una de las más importantes del mundo. Estos grabados estaban clasificados según lo que representan: en personas, animales, inanimados, lazos, tierras y follajes. Dentro de cada uno de estos apartados están ordenados por su tamaño en relación con el pliego de papel. De cada grabado se hace en el “registro” una minuciosa descripción de lo que representaba, de su leyenda y el idioma en que estaba redactada, con indicación, si la tenía, de la fecha y de la marca. Aunque la mayor parte de los grabados estaba sobre papel, había ejemplares en pergamino y también en colores. Grandes artistas alemanes como Alberto Durero y Lucas van Leyden, e italianos como Andrea de Venecia, Juan Bautista del Porto, son algunos representantes de la obra recopilada por Hernando Colón.
FUENTE: INSTITUCIÓN COLOMBINA
Acompañó a su padre en el cuarto viaje a América siendo testigo presencial de las peripecias de esta expedición, y a partir de este momento se reafirma en él la afición a la navegación y a la cosmografía, tema bastante habitual en sus círculos familiares.
La vida de don Hernando es múltiple. Guardador de las tradiciones a que su familia debe tanta celebridad, viajero y sabio, cosmógrafo, bibliófilo y bibliógrafo de primer orden, escritor y poeta, apasionado de las artes tanto como de las letras, en correspondencia continua con los más célebres literatos de su tiempo, consagrado enteramente al bien de la humanidad.
Viajó muchísimo por el extranjero: según su opinión como mejor conocedor del mundo del libro de su tiempo, cuando evoca sus vivencias en el testamento (1539) escribe que para adquirir libros, especialmente del mercado internacional, tuvo que salirse fuera de la Península Ibérica, porque "de proveerse syenpre (i.e. sólo) de libros en Sevilla o en Salamanca, avrá ynfinitos libros de que nunca terná noticia, ni se pornán en la librería, porque nunca se traen a estas partes (i.e. a España)". Por ello recorrió los grandes centros de la imprenta y del libro europeos: Amberes, Lyon, Nuremberg, Roma, París y Venecia, ciudades que destaca expresamente. En líneas generales, las circunstancias que el humanista y bibliófilo sevillano recuerda son también las que caracterizan la situación de este siglo.
Pasará largas estancias en Roma entre 1512 y 1516 para ayudar a su hermano Diego en uno de sus muchos pleitos; viaja a Alemania, Países Bajos (1520-1522) para la coronación del Emperador formando parte de la comitiva de Carlos V, aunque pronto se separa de ella y marcha a Italia; siempre a la búsqueda de nuevas adquisiciones para su biblioteca. Posteriormente viajará de nuevo a Centroeuropa entre 1529-1531 y a Francia en 1535-1536.
Un rasgo importante de su personalidad es su influencia italianista y como consecuencia su genovesismo que llevará siempre como bandera durante toda su vida: en Sevilla se rodeó de un círculo de amistades formado principalmente por banqueros y comerciantes italianos, hablando este idioma con gran perfección.
La faceta más conocida de este gran personaje es la de amante y atesorador de libros, sin embargo hay que señalar que estamos ante una persona polifacética en todos los aspectos, capaz, en la línea de los humanistas italianos, de trabajar con brillantez en varios campos. Debe destacarse su actividad como cosmógrafo: propuso a Fernando el Católico en 1511 llevar a cabo un viaje de exploración para hallar un paso marítimo en tierra de las Indias; dejó una inacabada Geografía de España; Carlos I lo nombró como uno de los representantes técnicos de España en las Juntas de Elvas-Badajoz para dilucidar junto a los portugueses la disputa existente entre las dos Coronas por la posesión de las Molucas.
Como escritor habría que mencionar su famosísima Historia del Almirante don Cristóbal Colón, obra fundamental, aunque controvertida, para el estudio del descubrimiento de América y viajes colombinos. Sin embargo habría que sopesar un poco los argumentos de dicha Historia, pues llegado el caso, si no manipula, sí que emplea únicamente la información que le convenía a sus propósitos.
No todo en su vida fue florecimiento, pues aunque él fue reconocido como hijo del Almirante, el peso de la bastardía siempre le acompañó. El amor que le profesaba su padre no continuó en su hermanastro Diego y menos en la mujer de éste doña María de Toledo, los cuales le hicieron renunciar a la herencia paterna. Su fortuna se basó en los ingresos procedentes de la generosidad de la monarquía, en especial de Carlos V. Otro aspecto a tener en cuenta es el carácter riguroso, testarudo y tal vez antipático de don Hernando que se plasma en las cláusulas del Testamento entendiéndose que no debía ser fácil la convivencia con este personaje.
Tres obsesiones que se complementarán mutuamente llenarán la vida futura de este gran humanista: los pleitos relacionados con la herencia de su padre, la cosmografía y la compra de libros adquiridos a ritmo de vértigo.
El ser hijo de Colón le valió a Hernando cierta notoriedad, pues a falta de otros títulos mejores bien podía presumir como descendiente del ilustre descubridor. Esta favorable circunstancia le sirvió al bibliófilo en no pocas ocasiones, para obtener algunos ejemplares de los propios autores. Así ocurrió en 1517, cuando durante una estancia en Alcalá de Henares consiguió que Antonio de Nebrija le regalara una obra suya. Mas tarde, el 7 de octubre de 1520 al mismísimo Erasmo de Rótterdam le tocó agasajarlo en Lovaina con un ejemplar del Antibarbarorum liber, dedicado de puño y letra.
Lo que admira es el exquisito mimo y cuidado que puso en la formación y organización de su biblioteca privada. Fue sin duda alguna una figura excepcional en el mundo del libro y particularmente en las técnicas de trabajo intelectual. No es sólo el hecho de haber reunido unos miles de libros, sino el sistema que inventó para la rápida y segura consulta de ellos. Hoy en día podemos afirmar que Hernando Colón dotó a su biblioteca de una organización muy semejante a la generalizada en la actualidad, donde no falta un fichero topográfico, otro alfabético y otro de materias. Además concibió algo tan consubstancial con la ciencia moderna como son los abstracs y un método próximo a los encabezamientos bibliográficos. Fue un bibliófilo de tal importancia, que en su época, con los medios de comunicación que había, y en el estado de las publicaciones de aquel siglo , logró hacer, a favor de las letras y ciencias, una obra tal, que podrá ser igualada, pero difícilmente superada, teniendo presente que la suya fue una personal, no colectiva.
El siglo XVI, estimulado por la idea de renacer, está cruzado por conceptos innovadores nacidos de una tradición. Recuperar era muy importante. Todas las grandes figuras humanistas perciben que el tiempo que les ha tocado vivir es especial: un tiempo en el que la humanidad, retorna a sus orígenes, una renovación total que le permite recobrar la fuerza, el ímpetu que sólo es posible encontrar en el principio. El hombre del renacimiento es eminentemente activo: intenta, prueba, experimenta, construye, impulsado por una ansiedad de búsqueda que lo lleva a poner en discusión y someter a verificación las certezas consagradas por la tradición secular. Este espíritu de libertad, de apertura, constituye la condición para la revolución copernicana y todos los grandes descubrimientos de la época.
En este ambiente humanista, Hernando Colón se destaca como un grande de este movimiento cultivando los autores latinos en una doble o triple vertiente, pues aparte de reunir en su librería centenares de libros clásicos manuscritos e impresos, catalogó y extractó muchos de ellos y lo hizo siempre en lenguaje latino muy correcto.
D. Hernando tuvo una estrecha amistad con notables pensadores y escritores de su época, muchos de los cuales visitaron su casa-palacio de la Puerta de Goles en Sevilla. Allí trabajaron en su biblioteca, dejando en sus obras testimonios muy elocuentes de la cantidad y calidad de los fondos recogidos por su huésped. Desde Juan Vaseo (estuvo al frente de la biblioteca) hasta Nicolás Clenardo quien al visitar la casa, califica a la biblioteca de completísima, Gonzalo Fernández de Oviedo, Florián de Ocampo, Juan de Mal Lara, Francisco López de Gomara, García Matamoros o Gonzalo Argote de Molina.
Durante las últimas décadas del siglo XV se habían desarrollado en los reinos hispánicos fecundos y poderosos movimientos humanísticos y religiosos, siendo una de sus figuras más representativas Antonio de Nebrija (Gramática). Fue en este nuevo ambiente cuando, el 7 de octubre de 1520, Erasmo recibió en Lovaina la visita de Hernando Colón, a quien obsequió con un ejemplar de su reciente Antibarbarorum liber. El hijo del descubridor había encontrado en Erasmo su ídolo personal.
Los hombres que estuvieron más cerca de Hernando Colón a nivel intelectual, no dejan de transmitirnos la idea de que la grandeza de la Biblioteca Fernandina residía sin duda en dos extremos: el elevado número de obras y los instrumentos de consulta a disposición de los usuarios para la rápida y segura consulta.
El humanismo de don Hernando queda patente en el catálogo de la biblioteca. De modo general, nos da la idea de una colección medieval, con mucha influencia teológica y eclesiástica, [relacionado con el cardenal Cisneros (Biblia Políglota)] incluso con numerosísimos libros de piedad y opúsculos devotos, en la que no faltan los autores y filósofos de la antigüedad greco-romana, los esoteristas y teósofos, a la par que las obras de cultura general, y los tratados de matemáticas, medicina, cosmografía y geografía disponibles en ese entonces, ya que hay que tener muy en cuenta para cualquier valoración, que las obras impresas eran muy escasas en aquella época, y en muchos casos las ediciones de los primeros incunables apenas superaban en número a la de ciertos manuscritos.
La Biblioteca Colombina, “Fernandina o Hernandina”, como en un principio quiso denominarla su creador Hernando Colón, comienza su andadura por el año 1509; unos años mas tarde, 1513, tras visitar Roma, pone en marcha su proyecto de biblioteca; la planifica hacia 1518 y forma el equipo que trabajará en ella en 1522. Esta biblioteca nutrirá sus fondos mediante tres caminos: por inversiones, donaciones y la ayuda del Estado.
Por inversiones: D Hernando Colón fue un empedernido viajero y aprovecha estos viajes, que le hicieron recorrer gran parte de Europa, para comprar libros. Tuvo un interés desmedido por adquirir cuanto se editaba donde quiera que fuese: en España o en los centros libreros más importantes de la época.
Por donaciones: Hernando Colón fue uno de los grandes bibliófilos de su tiempo. Su preocupación por las ciencias, su amistad con los humanistas de entonces, sus viajes, propiciaron la donación continuada de libros.
Con la ayuda del Estado: el emperador Carlos V en respuesta a la petición hecha por Hernando Colón en un Memorial no se hace cargo de la financiación de todo el proyecto de la Biblioteca, pero acude con una notable subvención de doscientos veinticinco mil maravedíes para ayudarle en la sustentación de la librería, considerando la repercusión que este proyecto afectaría a la ciudad de Sevilla en particular y a la nación en general y sobre todo en beneficio de la cultura.
Como se puede ver, cuando se consulta su catálogo, la biblioteca del hijo, que fue educado esmeradamente, refleja las inquietudes de su padre, y ambos la de su época, donde se destaca la extraordinaria figura de Cristóbal Colón, directamente vinculada a la Historia de la Ciencia, y ejemplo vivo del Renacimiento.
A la hora de crear un equipo de trabajo que le ayudara en la confección de los libros de Autores, Ciencias, Epítomes y Materias, don Hernando pensó en convocar una plaza que habría de salir por oposición en Salamanca y adjudicarse al mejor latino que a ella se presentara. Estaba obligado a residir en Sevilla al menos durante tres años y quedaba como responsable principal de la biblioteca su amigo y colaborador Juan Pérez (figura clave en la historia de la Colombina).
Sin embargo dos hombres eran un número insuficiente para llevar adelante la empresa bibliográfica y documentalista concebida por don Hernando. Según distintas informaciones conservadas indican que en ella trabajaron intelectuales asalariados, para llevar a cabo la redacción de los epítomes y la extracción de las materias, exigiendo para ello una buena preparación.
El equipo más famoso que tuvo a su servicio fue el formado por Nicolás Clenardo, Juan Vaseo (probablemente el autor de la redacción de las Materias y la mayor parte de los Epítomes conservados) y Juan Hammonio o Amonio (doctor en leyes oriundo de Francia), a los que contrató en 1530 en Lovaina. Otro de los extranjeros entregado al servicio de la biblioteca fue Desiderio Tabelión, que procedía de Borgoña.
Las versiones sobre la adquisición de libros por parte de Cristóbal Colón son varias. Una primera que indica que el empeño de encontrar la nueva ruta hacia Asia acrecienta su interés y esto le hace instruirse adquiriendo ejemplares de las más reconocidas enciclopedias y tratados geográficos y libros de viajes, y otra segunda que afirma que dichas obras, como la mayor parte de su biblioteca, las adquirió posteriormente, durante su permanencia en España, para reafirmarse en sus teorías descubridoras haciendo acopio de material bibliográfico que le sirviese para refutar a aquellos que argumentaban que no había encontrado las Indias pretendidamente descubiertas por él. Es entonces cuando se dedica a la compra de libros.
Sea como fuere la adquisición de estos libros, Cristóbal Colón dejó al morir una biblioteca respetable para la media de su época. Leyó con gran interés la Geografía de Ptolomeo que sostenía que las costas del oeste europeo y las orientales de Asia estaban bañadas por un mismo mar. También leyó la Historia rerum ubique gestarum (1477) (Historia de todas las cosas y de los hechos que se han hecho en el mundo) de Aeneas Sylvius Piccolomineus (Papa Pío II). Sabía de memoria la Imago Mundi del cardenal francés Pierre d’Ailly en donde se afirmaba que el océano no era tan ancho y podía ser atravesado en pocos días. Algunas de estas obras fueron las que formaron parte del legado bibliográfico que Cristóbal Colón dona a su hijo Hernando y pueden considerarse como la semilla de la futura Biblioteca Colombina que reflejarán las inquietudes de su época, vinculadas a la Historia de la Ciencia.
La idea de construir un palacio digno de la familia Colón en Sevilla y en el que tuviera cobijo la gran biblioteca que tenía ya formada y sirviera de centro de trabajo del equipo que confeccionaba los repertorios fernandinos, debió de gestarse hacia el año 1525. En un momento de sosiego y durante una de sus largas estancias prolongadas en Sevilla, don Hernando decidió edificar en 1526, junto a la Puerta de Goles, a orillas del Guadalquivir, una vivienda “al estilo de las villas suburbanas recreadas en Italia por los humanistas y arquitectos del renacimiento florentino”. Esta decisión pudo deberse fundamentalmente, según don Antonio Muro Orejón, a la atracción que sentía Hernando Colón por Sevilla, su clima y sus costumbres, como su rango de metrópoli de las Indias. Todo esto unido a los lazos de afecto con los Cartujos de Santa María de las Cuevas, y el amor a la población donde estaban depositadas las cenizas de su padre.
La casa estaba situada en unos terrenos que comprendían desde la orilla del río hasta la muralla de la ciudad, en la parte de la llamada Puerta de Goles, y que más tarde se denominaría Puerta Real por ser por donde entró en la ciudad Felipe II en 1570.
Junto a la casa, plantó un huerto frondosísimo con toda una variedad de árboles de adorno y frutales que hizo traer de todas partes para que se convirtiese en lugar reservado para él y sus amigos, y en la distribución de las habitaciones, la mayor parte ocupadas por los libros de la Biblioteca, se puede observar la distribución física de las obras atendiendo a las Materias.
Además de la sede de su espléndida biblioteca, la casa de Goles se convirtió en el segundo centro de estudios cosmográficos de España, desarrollando actividades paralelas a las que tenía como propias la Casa de la Contratación de Sevilla. Estas actividades científicas en torno a la Cosmografía y arte de navegar, con lecciones públicas para los interesados, son sin duda el fundamento de la idea, compartida por los historiadores sevillanos de que Hernando Colón estableció en su casa una Academia de Matemáticas para instruir a los jóvenes estudiosos.
Al mismo tiempo que compraba libros en sus viajes por Europa (Alemania, Flandes, Italia, Francia), adquiría estampas y grabados, llegando su colección a ser una de las más importantes del mundo. Estos grabados estaban clasificados según lo que representan: en personas, animales, inanimados, lazos, tierras y follajes. Dentro de cada uno de estos apartados están ordenados por su tamaño en relación con el pliego de papel. De cada grabado se hace en el “registro” una minuciosa descripción de lo que representaba, de su leyenda y el idioma en que estaba redactada, con indicación, si la tenía, de la fecha y de la marca. Aunque la mayor parte de los grabados estaba sobre papel, había ejemplares en pergamino y también en colores. Grandes artistas alemanes como Alberto Durero y Lucas van Leyden, e italianos como Andrea de Venecia, Juan Bautista del Porto, son algunos representantes de la obra recopilada por Hernando Colón.
FUENTE: INSTITUCIÓN COLOMBINA
sábado, 17 de marzo de 2012
Archivo de Protocolos Notariales de Sevilla
El Archivo de Protocolos del Distrito de Sevilla, está situado en esta capital, calle Feria número 25, en el antiguo Convento de Santa María de Monte-Sión. Comprende, en principio, tanto el Archivo General –documentos entre 25 y 100 años de antigüedad – de todas las Notarías de su Distrito, como la Sección Histórica – los de más de 100 años -, de las mismas. Además, de forma especial, contiene los Libros de pólizas del extinguido Cuerpo de Corredores de Comercio, correspondientes a las poblaciones de Sevilla, Cádiz, Jerez de la Frontera, Algeciras y Huelva.
Sin embargo, hace unos años, y por razones coyunturales, debido al mal estado del edificio donde se alberga el Archivo, y para la realización de obras en orden a su restauración, se realizó un depósito provisional de los tomos anteriores a 1893 de su Sección Histórica en el Archivo Histórico Municipal de Sevilla, en calle Almirante Apodaca, en los antiguos Juzgados de Sevilla. Se conservan pues, en el de Protocolos, todos los documentos desde esa fecha, pendiente la reintegración de los anteriores, una vez culminada la ambiciosa obra prevista.
El edificio lo adquirió el Colegio Notarial por compra a la Orden de Predicadores, representada por el Prior Provincial de su Provincia Bética, según escritura pública de 5 de Agosto de 1927, ante el Notario Don Diego Angulo Laguna, por el precio de 250.000 pesetas. En razón de la cantidad, la venta hubo de ser autorizada por la Santa Sede, tramitándola directamente en Roma el Cardenal Ilundain, pese a que había sido abandonado por la Orden propietaria y carecía de todo uso religioso. Es un edificio renacentista, con traza de Hernán Ruiz II, el que coronó la Giralda con su definitivo cuerpo de campanas, labrado en piedra de la Sierra de San Cristóbal por canteros jerezanos. Gracias a esa adquisición, y al destino que se le asignó, se ha conservado para el patrimonio artístico de Sevilla esta importante construcción.
Inmediatamente se realizaron en él obras, según proyecto del Arquitecto Don José Gómez Millán, para su adaptación y para aislarlo de un edificio colindante que tenía cierto riesgo de incendio y que efectivamente ardió al poco tiempo. Solo por esa diligencia se salvó, pues, tanto el inmueble como todo nuestro tesoro documental.
La obra actual, iniciada ya hace unos años, y a punto de su completa terminación, significa un hito fundamental en su desarrollo histórico, y lo habilita, en las condiciones más idóneas hoy exigibles, para contener toda la documentación, calculándosele una capacidad aproximada de unos cincuenta mil volúmenes. Está dotado de armarios compactos en cuatro plantas, con elementos ignífugos, control de humedad, y amplios espacios en previsión de cualquier ampliación, para un servicio completo y eficaz a los investigadores y a todos los interesados.
La riqueza bibliográfica del Archivo de Protocolos de Sevilla, es impresionante. El documento más antiguo corresponde a 1441. Comprende pues, tanto la época bajo medieval y la Edad Moderna y Contemporánea. Por ejemplo, la documentación relativa al Descubrimiento de América, tanto a los viajes en sí, como construcción de carabelas, préstamos y poderes, como a la riquísima peripecia personal de los navegantes, y sobre todo, a la instalación, organización y cultura en las nuevas tierras, se refleja en sus libros. Son numerosos las tesis y trabajos que toman sus fondos como base de estudio. Asimismo, toda la vida íntima de las gentes que aquí vivieron, el flujo y reflujo de las familias, las herencias y compraventas, los avatares de la economía, los menudos sucesos diarios que constituyen el entramado real de la vida, con toda su viveza y color.
En cuanto a la legislación:
- Se entiende por protocolo la colección ordenada de las escrituras, actas - y hoy también de las pólizas -, autorizadas por cada Notario durante un año. Se formalizará en uno o más tomos encuadernados (17 L). En todos los documentos contenidos en él, llamados instrumentos públicos -, el Notario consignará el número de protocolo, correlativo desde el primero hasta el último que se autorice en cada año, (272 RN) y expresará día, mes y año (24 L) y excepcionalmente la hora (156 RN).
- Los protocolos así ordenados, se conservarán en la Notaría donde se hayan autorizado, durante veinticinco años, por regla general (salvo permanencia del Notario autorizante durante un plazo superior, en cuyo caso continuarán en su poder mientras mantenga esa titularidad).
- El Archivo General de Protocolos de Sevilla, comprende todos los autorizados por cada una de las Notarías demarcadas en su Distrito, a medida que vayan alcanzando veinticinco años de antigüedad, y sin limitación de plazo, esto es, indefinidamente. Se añadirán además los protocolos de las Notarías amortizadas (292 RN), es decir, las que hayan sido suprimidas.
- El Distrito de Sevilla comprende las Notarías situadas en cada una de las poblaciones siguientes:
* En primer lugar, las de la propia capital. Su número se fijó inicialmente, desde la ordenación de Alfonso X y las Ordenanzas de los Reyes Católicos, en 24, cifra que se mantuvo durante muchos años. En la actualidad son 39.
* Además las poblaciones siguientes: Alcalá de Guadaíra, Camas, Coria del Río y La Algaba.
* Hay que advertir que existen otras poblaciones del Distrito de Sevilla con Notaría propia, pero que son de reciente creación, por lo que, al no alcanzar aún los 25 años de antigüedad, no han realizado todavía aportación alguna. Así, San Juan de Aznalfarache y Alcalá del Río, creadas en 1984, Mairena del Aljarafe, Puebla del Rio y La Rinconada, creadas en 1995, y Brenes, Tomares y Castilleja de la Cuesta, creadas en 2001.
* Lo mismo podría decirse de las que eventualmente puedan crearse en sucesivas Demarcaciones, hasta que la alcancen.
- Entre los Notarios de cada población, y según unas normas rigurosamente establecidas, el Ministro de Justicia, a propuesta de la Dirección General, designará un Notario archivero (294 RN).
- En cada Archivo existirá un inventario de los libros y papeles que lo constituyan. Este Inventario, respecto de los protocolos, expresará su número y folios de cada volumen, Notario autorizante y años a que corresponda. En el mes de Febrero, los Notarios archiveros adicionarán al Inventario general, los protocolos que hayan sido entregados en el mes anterior (299 RN).
- Señalado así a grandes rasgos y en términos muy generales, el contenido del Archivo de Protocolos, es necesario distinguir dos grupos de documentos:
A. Los documentos de más de cien años de antigüedad, forman, dentro de cada Archivo General, la Sección Histórica (1 D.1945). Estarán abiertos a la investigación científica; su exhibición, estudio y consulta, será en - todo caso gratuita (2 D 1945). La obtención de copias, en cambio, está sujeta a un Arancel establecido por Real Decreto. El vigente fue promulgado con fecha 17 de Noviembre de 1989.
B. Los documentos de menos de cien años de antigüedad están sujetos al secreto de protocolo (274 RN). Por tanto, solo podrán ser examinados u obtener copias de ellos, - sujetas al mismo Arancel -, los que acrediten interés legítimo en los mismos, es decir, los propios otorgantes, sus herederos o causahabientes (32.3 L y 282 RN).
- Normativa aplicable: El protocolo notarial es propiedad del Estado español. Los Notarios lo conservarán sólo como Archiveros y bajo su responsabilidad (36 LN). La propiedad del Estado tiene, entre otras, una consecuencia importante: conforme al Estatuto de Andalucía, esta Comunidad tiene competencia general y exclusiva sobre los archivos que no sean de titularidad estatal. Por tanto, en los Archivos de Protocolos notariales, han de aplicarse básicamente las normas generales citadas, de ámbito notarial. La competencia autonómica queda referida solo a la gestión de los Archivos. Con esta limitación, y según tales normas autonómicas, forman parte del Patrimonio documental andaluz, los documentos producidos por las Notarías de las ocho provincias andaluzas (articulo 3 Ley de Archivos de Andalucía).
FUENTE: ILUSTRE COLEGIO NOTARIAL DE ANDALUCÍA
Sin embargo, hace unos años, y por razones coyunturales, debido al mal estado del edificio donde se alberga el Archivo, y para la realización de obras en orden a su restauración, se realizó un depósito provisional de los tomos anteriores a 1893 de su Sección Histórica en el Archivo Histórico Municipal de Sevilla, en calle Almirante Apodaca, en los antiguos Juzgados de Sevilla. Se conservan pues, en el de Protocolos, todos los documentos desde esa fecha, pendiente la reintegración de los anteriores, una vez culminada la ambiciosa obra prevista.
El edificio lo adquirió el Colegio Notarial por compra a la Orden de Predicadores, representada por el Prior Provincial de su Provincia Bética, según escritura pública de 5 de Agosto de 1927, ante el Notario Don Diego Angulo Laguna, por el precio de 250.000 pesetas. En razón de la cantidad, la venta hubo de ser autorizada por la Santa Sede, tramitándola directamente en Roma el Cardenal Ilundain, pese a que había sido abandonado por la Orden propietaria y carecía de todo uso religioso. Es un edificio renacentista, con traza de Hernán Ruiz II, el que coronó la Giralda con su definitivo cuerpo de campanas, labrado en piedra de la Sierra de San Cristóbal por canteros jerezanos. Gracias a esa adquisición, y al destino que se le asignó, se ha conservado para el patrimonio artístico de Sevilla esta importante construcción.
Inmediatamente se realizaron en él obras, según proyecto del Arquitecto Don José Gómez Millán, para su adaptación y para aislarlo de un edificio colindante que tenía cierto riesgo de incendio y que efectivamente ardió al poco tiempo. Solo por esa diligencia se salvó, pues, tanto el inmueble como todo nuestro tesoro documental.
La obra actual, iniciada ya hace unos años, y a punto de su completa terminación, significa un hito fundamental en su desarrollo histórico, y lo habilita, en las condiciones más idóneas hoy exigibles, para contener toda la documentación, calculándosele una capacidad aproximada de unos cincuenta mil volúmenes. Está dotado de armarios compactos en cuatro plantas, con elementos ignífugos, control de humedad, y amplios espacios en previsión de cualquier ampliación, para un servicio completo y eficaz a los investigadores y a todos los interesados.
La riqueza bibliográfica del Archivo de Protocolos de Sevilla, es impresionante. El documento más antiguo corresponde a 1441. Comprende pues, tanto la época bajo medieval y la Edad Moderna y Contemporánea. Por ejemplo, la documentación relativa al Descubrimiento de América, tanto a los viajes en sí, como construcción de carabelas, préstamos y poderes, como a la riquísima peripecia personal de los navegantes, y sobre todo, a la instalación, organización y cultura en las nuevas tierras, se refleja en sus libros. Son numerosos las tesis y trabajos que toman sus fondos como base de estudio. Asimismo, toda la vida íntima de las gentes que aquí vivieron, el flujo y reflujo de las familias, las herencias y compraventas, los avatares de la economía, los menudos sucesos diarios que constituyen el entramado real de la vida, con toda su viveza y color.
En cuanto a la legislación:
- Se entiende por protocolo la colección ordenada de las escrituras, actas - y hoy también de las pólizas -, autorizadas por cada Notario durante un año. Se formalizará en uno o más tomos encuadernados (17 L). En todos los documentos contenidos en él, llamados instrumentos públicos -, el Notario consignará el número de protocolo, correlativo desde el primero hasta el último que se autorice en cada año, (272 RN) y expresará día, mes y año (24 L) y excepcionalmente la hora (156 RN).
- Los protocolos así ordenados, se conservarán en la Notaría donde se hayan autorizado, durante veinticinco años, por regla general (salvo permanencia del Notario autorizante durante un plazo superior, en cuyo caso continuarán en su poder mientras mantenga esa titularidad).
- El Archivo General de Protocolos de Sevilla, comprende todos los autorizados por cada una de las Notarías demarcadas en su Distrito, a medida que vayan alcanzando veinticinco años de antigüedad, y sin limitación de plazo, esto es, indefinidamente. Se añadirán además los protocolos de las Notarías amortizadas (292 RN), es decir, las que hayan sido suprimidas.
- El Distrito de Sevilla comprende las Notarías situadas en cada una de las poblaciones siguientes:
* En primer lugar, las de la propia capital. Su número se fijó inicialmente, desde la ordenación de Alfonso X y las Ordenanzas de los Reyes Católicos, en 24, cifra que se mantuvo durante muchos años. En la actualidad son 39.
* Además las poblaciones siguientes: Alcalá de Guadaíra, Camas, Coria del Río y La Algaba.
* Hay que advertir que existen otras poblaciones del Distrito de Sevilla con Notaría propia, pero que son de reciente creación, por lo que, al no alcanzar aún los 25 años de antigüedad, no han realizado todavía aportación alguna. Así, San Juan de Aznalfarache y Alcalá del Río, creadas en 1984, Mairena del Aljarafe, Puebla del Rio y La Rinconada, creadas en 1995, y Brenes, Tomares y Castilleja de la Cuesta, creadas en 2001.
* Lo mismo podría decirse de las que eventualmente puedan crearse en sucesivas Demarcaciones, hasta que la alcancen.
- Entre los Notarios de cada población, y según unas normas rigurosamente establecidas, el Ministro de Justicia, a propuesta de la Dirección General, designará un Notario archivero (294 RN).
- En cada Archivo existirá un inventario de los libros y papeles que lo constituyan. Este Inventario, respecto de los protocolos, expresará su número y folios de cada volumen, Notario autorizante y años a que corresponda. En el mes de Febrero, los Notarios archiveros adicionarán al Inventario general, los protocolos que hayan sido entregados en el mes anterior (299 RN).
- Señalado así a grandes rasgos y en términos muy generales, el contenido del Archivo de Protocolos, es necesario distinguir dos grupos de documentos:
A. Los documentos de más de cien años de antigüedad, forman, dentro de cada Archivo General, la Sección Histórica (1 D.1945). Estarán abiertos a la investigación científica; su exhibición, estudio y consulta, será en - todo caso gratuita (2 D 1945). La obtención de copias, en cambio, está sujeta a un Arancel establecido por Real Decreto. El vigente fue promulgado con fecha 17 de Noviembre de 1989.
B. Los documentos de menos de cien años de antigüedad están sujetos al secreto de protocolo (274 RN). Por tanto, solo podrán ser examinados u obtener copias de ellos, - sujetas al mismo Arancel -, los que acrediten interés legítimo en los mismos, es decir, los propios otorgantes, sus herederos o causahabientes (32.3 L y 282 RN).
- Normativa aplicable: El protocolo notarial es propiedad del Estado español. Los Notarios lo conservarán sólo como Archiveros y bajo su responsabilidad (36 LN). La propiedad del Estado tiene, entre otras, una consecuencia importante: conforme al Estatuto de Andalucía, esta Comunidad tiene competencia general y exclusiva sobre los archivos que no sean de titularidad estatal. Por tanto, en los Archivos de Protocolos notariales, han de aplicarse básicamente las normas generales citadas, de ámbito notarial. La competencia autonómica queda referida solo a la gestión de los Archivos. Con esta limitación, y según tales normas autonómicas, forman parte del Patrimonio documental andaluz, los documentos producidos por las Notarías de las ocho provincias andaluzas (articulo 3 Ley de Archivos de Andalucía).
FUENTE: ILUSTRE COLEGIO NOTARIAL DE ANDALUCÍA
Ha fallecido el que fue Capitán de los Armaos conocido como "El Melli"
En estos días de Cuaresma, de preparación de pasos y conciertos de bandas que alivian la tensa espera ha fallecido "El Melli". Fue Capitán de los Armaos entre los 50 y 60 del pasado siglo. Antes de que él ocupara dicho cargo hubo muchas sanciones y multas a los Armaos por actos reprochables durante la Madrugá. "El Melli" puso disciplina a la Centuria y desde entonces ésta tuvo una conducta ejemplar y es conocida como uno de los grupos más importantes de la Semana Santa de Sevilla. Tras su dimisión de este cargo fue nombrado Capitán de Honor, cargo que sólo lo ostenta él. También ocupó distintos cargos de la Junta de Gobierno. Finalmente y hasta su muerte el pasado jueves era el Camarero del Sentencia.
Ha muerto una de las leyendas macarenas. Descanse En Paz "El Melli".
Ha muerto una de las leyendas macarenas. Descanse En Paz "El Melli".
sábado, 10 de marzo de 2012
Escuela de Estudios Hispano-Americanos (EEHA)-CSIC
Las razones históricas que llevaron a Sevilla, en el siglo XVI, a convertirse en el puerto de las Indias o en el siglo XVIII a ser elegida como sede del Archivo General de Indias, propiciaron que la ciudad se transformara en el lugar idóneo para el estudio y la investigación sobre la Historia de América. Las continuas visitas a la capital hispalense de especialistas españoles y americanos hicieron evidente la necesidad de un centro que aglutinara el cada vez más creciente interés por el análisis de los temas relativos al Nuevo Mundo.
La decidida vocación americanista de Sevilla, en sus vertientes docente e investigadora, se plasma de un modo concreto cuando en 1941 se establece la sección hispalense del madrileño Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, centro éste instaurado un año antes e integrado dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El 10 de noviembre de 1942 el Gobierno crea la Escuela de Estudios Hispano-Americanos (EEHA), en cuyo Decreto de fundación se habla de la importancia de la instauración de un "Centro Universitario de trabajo", donde los estudiantes de aquella época adquiriesen "un sólido conocimiento de la Historia de América, en relación íntima con una concienzuda labor de investigación", considerándose que "ningún lugar tan apropiado como Sevilla" para estos fines pues "su destacada importancia en la historia del descubrimiento y de la colonización y la feliz coyuntura de poseer el inigualable tesoro documental del Archivo de Indias, le conceden títulos evidentes para ser elegida".
En un primer momento la EEHA se crea dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla y debía funcionar en estrecha relación con el Instituto Fernández de Oviedo del CSIC y con el Instituto Hispano-Cubano de la capital hispalense. El nuevo centro quedaba integrado por las Cátedras de Historia de América Precolombina, Descubrimiento y Conquista; Historia de la Colonización y de la América Contemporánea; Historia del Derecho Indiano; Historia del Arte Colonial e Historia de España Moderna y Contemporánea. Debían organizarse, además, cursos monográficos sobre Fonética Española, Geografía de América y Literatura Española e Hispanoamericana.
Un aspecto importante encargado a la EEHA desde el mismo momento de su creación fue el de promover un fecundo contacto científico e intercambio cultural entre los investigadores americanistas a un lado y otro del Atlántico. Esta labor ha presidido las muchas y distintas actividades desempeñadas por el centro hasta la actualidad, y a ella contribuye de forma singular la Residencia con que cuenta la institución.
Dado el carácter docente, además de investigador, de la EEHA en sus orígenes —de ahí el nombre de Escuela que recibió y aún conserva—, los primeros directores del centro tuvieron en principio las mismas competencias que los decanos de Facultad y eran propuestos para el cargo por el rector de la Universidad. La creación en 1945 de la Sección de Historia de América —que acabó centralizando las actividades docentes— dentro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Hispalense, supuso un cambio sustancial en la Historia de la EEHA.
A partir de este momento la EEHA pasó a depender exclusivamente del CSIC y desde entonces es un centro dedicado a tareas investigadoras, de formación post-universitaria y a la publicación de revistas y monografías científicas sobre Historia de América, además de atesorar una Biblioteca de obligada consulta entre los especialistas y considerada como una de las mejores a nivel mundial en cuanto a su contenido americanista. Para alcanzar estos fines la EEHA modificó su organización interna, amplió el número de sus investigadores de plantilla y comenzó a desarrollar planes de investigación propios que hoy en día se canalizan a través de los dos Departamentos con que cuenta el centro en la actualidad.
La decidida vocación americanista de Sevilla, en sus vertientes docente e investigadora, se plasma de un modo concreto cuando en 1941 se establece la sección hispalense del madrileño Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, centro éste instaurado un año antes e integrado dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El 10 de noviembre de 1942 el Gobierno crea la Escuela de Estudios Hispano-Americanos (EEHA), en cuyo Decreto de fundación se habla de la importancia de la instauración de un "Centro Universitario de trabajo", donde los estudiantes de aquella época adquiriesen "un sólido conocimiento de la Historia de América, en relación íntima con una concienzuda labor de investigación", considerándose que "ningún lugar tan apropiado como Sevilla" para estos fines pues "su destacada importancia en la historia del descubrimiento y de la colonización y la feliz coyuntura de poseer el inigualable tesoro documental del Archivo de Indias, le conceden títulos evidentes para ser elegida".
En un primer momento la EEHA se crea dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla y debía funcionar en estrecha relación con el Instituto Fernández de Oviedo del CSIC y con el Instituto Hispano-Cubano de la capital hispalense. El nuevo centro quedaba integrado por las Cátedras de Historia de América Precolombina, Descubrimiento y Conquista; Historia de la Colonización y de la América Contemporánea; Historia del Derecho Indiano; Historia del Arte Colonial e Historia de España Moderna y Contemporánea. Debían organizarse, además, cursos monográficos sobre Fonética Española, Geografía de América y Literatura Española e Hispanoamericana.
Un aspecto importante encargado a la EEHA desde el mismo momento de su creación fue el de promover un fecundo contacto científico e intercambio cultural entre los investigadores americanistas a un lado y otro del Atlántico. Esta labor ha presidido las muchas y distintas actividades desempeñadas por el centro hasta la actualidad, y a ella contribuye de forma singular la Residencia con que cuenta la institución.
Dado el carácter docente, además de investigador, de la EEHA en sus orígenes —de ahí el nombre de Escuela que recibió y aún conserva—, los primeros directores del centro tuvieron en principio las mismas competencias que los decanos de Facultad y eran propuestos para el cargo por el rector de la Universidad. La creación en 1945 de la Sección de Historia de América —que acabó centralizando las actividades docentes— dentro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Hispalense, supuso un cambio sustancial en la Historia de la EEHA.
A partir de este momento la EEHA pasó a depender exclusivamente del CSIC y desde entonces es un centro dedicado a tareas investigadoras, de formación post-universitaria y a la publicación de revistas y monografías científicas sobre Historia de América, además de atesorar una Biblioteca de obligada consulta entre los especialistas y considerada como una de las mejores a nivel mundial en cuanto a su contenido americanista. Para alcanzar estos fines la EEHA modificó su organización interna, amplió el número de sus investigadores de plantilla y comenzó a desarrollar planes de investigación propios que hoy en día se canalizan a través de los dos Departamentos con que cuenta el centro en la actualidad.
La EEHA se encuentra en la calle Alfonso XII, 16 de esta ciudad de Sevilla. Actualmente edita varias publicaciones como las colecciones 'Difusión y Estudio' o 'Universos Americanos' y, sobre todo, el 'Anuario de Estudios Americanos'. Además, mantiene relaciones institucionales con otros centros de estudios y universidades tanto nacionales como extranjeros. Incluso llega a ofrecer becas a través del CSIC.
FUENTE: CENTRO DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS (EEHA)-CSIC
FUENTE: CENTRO DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS (EEHA)-CSIC